viernes, 25 de septiembre de 2009

Uso de las mayúsculas

Desde 1780 la Real Academia Española es el organismo internacional autorizado para establecer los acuerdos sobre el uso de nuestra lengua. Para adaptarse a los cambios permanentes de nuestro idioma, revisa continuamente y publica cada 10 años el Diccionario de la Lengua Española.
El uso de las mayúsculas es uno de los aspectos más curiosos de nuestra gramática. Antiguamente, se escribía con mayúscula la primera palabra de cada verso. Por esta costumbre, las letras mayúsculas también reciben el nombre de versales.


Reglas para el uso de las letras mayúsculas
Se escriben con letra inicial mayúscula:
1. La primera palabra de cada escrito, y la que vaya después de punto.
2. La primera después de los dos puntos que en las cartas siguen a "Queridos padres", "Muy Sr. mío", etc. y que en las certificaciones, decretos, etc., siguen a "certifico", "declaro", "ordeno", etcétera.
3. La primera también después de los dos puntos, cuando se van a citar literalmente las palabras de alguien; ej.: Dijo el presidente: Ya he enviado el proyecto al Parlamento.
4. Todo nombre propio: Dios, Júpiter, José, González, Rocinante, Venezuela, Andes, Atlántico, Amazonas.
5. Los atributos divinos, como Creador y Redentor; los títulos de nobleza y dignidad, como Sumo Pontífice, Su Majestad y los sobrenombres célebres, como Pipino el Breve, Alejandro Magno, los Reyes Católicos, etc. Papa, Rey, Duque, etc., se escriben con mayúscula cuando por referencia a cierto papa, a cierto rey o a cierto duque, etc., equivalen al nombre propio del mismo.
6. Los tratamientos, especialmente si están en abreviatura, como Excmo. Sr (Excelentísimo Señor), V.E. (Vuestra Excelencia). La palabra usted solo se escribe con mayúscula cuando va en abreviatura.
7. Ciertos nombres colectivos en casos como éstos: El Clero y la Nobleza se opusieron.
8. Los sustantivos y adjetivos que formen parte del nombre de una institución, como Real Academia Española, Facultad de Medicina, Museo Nacional de Bellas Artes.
9. Los sustantivos, adjetivos y verbos, que entran en el título de una obra, si éste no es muy largo, como La Vida Es Sueño, Rimas y Leyendas o Cantos de Vida y Esperanza.
10. Las palabras que expresan poder público, dignidad o cargo importante, empleadas en escritos o documentos oficiales; por ej.: Estado, Trono, Junta, Tribunal, Parlamento.
11. En las letras dobles, ch y ll, sólo se escribe con mayúscula la primera de las dos letras sencillas de que se componen. Se escribe Chile y no CHile, Llambías y no LLambías.

Uso de minúsculas

Principios .Se escriben con letra inicial minúscula:
- Los nombres de los días, meses y estaciones del año, excepto las fechas históricas.
- Los nombres de los vientos: alisios, monzón.
- Los nombres de las monedas: una peseta, una lira, cinco dólares, tres escudos.
- Los sustantivos que se refieren a objetos cuyo nombre se originó del apellido del autor: un goya (un cuadro de Goya); un stradivarius (un violín construído por Stradivarius).
- Los nombres de los sistemas de gobierno, siempre y cuando no se refieran a épocas concretas: La monarquía, la república. En cambio: Durante la Monarquía.
- Los nombres de las religiones y las de sus miembros:
catolicismo, budismo, evangélico, protestante,
- Los nombres de ciencias, técnicas, disciplinas de estudio; mientras no forman parte de una denominación que exija mayúscula: La astronomía, la física. En cambio: Escuela de Medicina, Conservatorio Nacional de Música, Facultad de Derecho.
- Los nombres de las oraciones: padrenuestro, ave maría, credo, gloria.


Copia el texto escribiendo mayúscula donde corresponda.
________________________________________

Ejercicio 1:
cuentan que un mal estudiante, interno en un colegio de la capital, mandó a su madre el siguiente telegrama: "mamá, exámenes suspendidos; prepara a papá".
y la mamá le contestó a vuelta de correo: "papá preparado; prepárate tú".

Ejercicio 2:
queridísimo fernando: sé que has obtenido un éxito muy valioso. ¡enhorabuena! me alegro sinceramente. es un orgullo sentirse amigo de gente como tú. ¡eres un "tío" estupendo!
saludos cariñosos a tu familia.
te abraza fuertemente
manolo.

Ejercicio 3:.
ya lo dice el refrán: "de dinero y santidad, la mitad de la mitad".
o este otro, también muy bueno: "dime de qué presumes y te diré de qué careces".
moraleja: no te envanezcas ni presumas jamás de nada. si tienes buenas cualidades, la sencillez las agigantará a los ojos de los demás.

Ejercicio 4:
la historia conserva el nombre de tres caballos famosos:
bucéfalo, caballo de alejandro magno; babieca, del cid campeador; y rocinante, el de don quijote de la mancha.

Ejercicio 5:
don gonzalo fernández de córdoba, conocido con el sobrenombre de gran capitán, fundó los entonces invencibles tercios. con ellos expulsó de italia a los franceses por orden de los reyes católicos. sus victorias más brillantes fueron las de ceriñola y garellano.


NOTA. Los ejercicios se desarrollan en clase.
Prof. Yolanda Arévalo.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Uso de las Grafías del Español

La ortografía de las letras o grafías en español responde, en ocasiones a razones, meramente históricas, etimológicas o a la necesidad de simplificar algunos grupos consonánticos.
Es necesario aclarar las reglas y las excepciones que se presentan según cada caso. Te recordamos que debes tener en cuenta que las reglas sobre las letras no siempre cubren todos los casos que se te puedan presentar, razón por la que te sugerimos ante cualquier duda leer poniendo especial atención a la forma de las palabras, consultar las reglas y el diccionario.
La grafía del español utiliza una variante modificada del alfabeto latino, que consta de los 27 símbolos A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y y Z.
Los dígrafos CH y LL tienen valores fonéticos específicos, y durante los siglos XIX y XX se ordenaron separadamente de C y L, aunque la práctica se abandonó en 1994 para homogeneizar el sistema con otras lenguas. Las vocales (A, E, I, O y U) aceptan, además, el acento agudo para indicar la sílaba acentuada y la diéresis o crema modifica a la U en algunas posiciones.
El dígrafo "rr" (llamado "erre", /'ere/, y pronunciado /r/) nunca se consideró por separado, probablemente por no aparecer nunca en posición inicial.
La W y la K aparecen sólo raramente en palabras españolas e indican invariablemente términos adoptados por préstamo o cultismo en el curso de los últimos dos siglos
Varios de los grafemas reciben más de un nombre. La B se conoce como "be" a secas, "be alta" (en Cataluña), "be grande" (en México) o "be larga" (en Argentina, Chile, Colombia, República Dominicana y Uruguay), por haber representado tradicionalmente a la consonante plosiva bilabial sonora /b/ o a la fricativa bilabial) /β/, se la llama a veces "b labial" (Colombia, aunque la pronunciación de la V es (en la inmensa mayoría de los dialectos) también labial y exactamente idéntica. A su vez, esta última se conoce como "uve" (en España), "ve", "ve baja", "ve chica" o "ve corta" (en Argentina, Chile, Colombia, República Dominicana y Uruguay); el mismo prurito histórico lleva a algunos manuales a designarla como "v dental", aunque la pronunciación dental desapareció hace siglos del sistema de la lengua. En Venezuela y Costa Rica se les llama coloquialmente "be de burro" y "ve de vaca", respectivamente. En ciertas zonas de América Central se le denomina "uve". Para mayor confusión, la letra "W" es llamada en España "uve doble", en México, Costa Rica y República Dominicana "doble u", en otros países de Centroamérica y algunos países de Suramérica, como Venezuela, "doble ve" y en otros, como Perú, "ve doble".
LL y RR se designan indistintamente como "elle" y "erre" o como "doble ele" y "doble erre" o "doble ere". Son de las pocas consonantes que se presentan duplicadas en la grafía actual -junto con la C y excepcionalmente la N- y son las únicas que presentan pronunciaciones distintivas.
La I se llama a veces "i latina" para distinguirla de la Y, "y griega". En algunos lugares se prefiere el nombre de "ye" para esta última.
Antiguamente se empleaba a veces "zeda" como nombre para Z, una práctica hoy en desuso.
Durante los primeros siglos de desarrollo del español, la rareza de la lengua escrita y la aún imprecisa catadura de la misma hicieron innecesaria una codificación de su grafía. El primer intento de dotar de un código gráfico sistemático data del reinado de Alfonso X, que intentaría ajustar las diversas soluciones adoptadas por sus predecesores a un criterio fundamentalmente fonográfico.
Alfonso X reunió en su corte un gran número de estudiosos, que se abocaron a elaborar una compilación enciclopédica del saber de la época, continuando y ampliando la obra de la escuela de traductores de Toledo; el romance se utilizó como lengua intermedia en las traducciones del árabe o el griego al latín. La profusión de copias realizadas en el scriptorium real y el impacto de las traducciones sobre el corpus de la lengua romance difundió y dio fuerza a las convenciones fijadas por el rey.
Desarrollada en varias etapas a partir del período alfonsino, la ortografía se estandarizó definitivamente bajo la guía de la Real Academia Española, y ha sufrido escasas modificaciones desde la publicación de la Ortografía de la lengua castellana de 1854. Las sucesivas decisiones han aplicado criterios a veces fonológicos y a veces etimológicos, dando lugar a un sistema híbrido y fuertemente convencional. Si bien la correspondencia entre grafía y lenguaje hablado es predecible a partir de la escritura -es decir, un hablante competente es capaz de determinar inequívocamente la pronunciación estimada correcta para casi cualquier texto-, no sucede así a la inversa, existiendo numerosas letras que representan gráficamente fonemas idénticos. Los proyectos de reforma de la grafía en búsqueda de una correspondencia biunívoca, los primeros de los cuales datan del siglo XVII, han sido invariablemente rechazados. La divergencia de la fonología de la lengua entre sus diversos dialectos hace hoy imposible la elaboración de una grafía puramente fonética que refleje adecuadamente la variedad de la lengua.
La tesis de Bello se apoyaba en que el empleo de la etimología como criterio lingüístico era ocioso —pues en nada se vinculan la lectura y en general el uso de la lengua con su conocimiento histórico— y, en vista de los problemas que producía, contrario al uso racional. Promovía una simplificación en dos etapas, para evitar los problemas de choque con los que se habían enfrentado Jiménez Patón y Correas, y una redistribución del silabario en atención a la realidad del uso lingüístico. Propuso eliminar la ambigua C, la H muda, asignar a G e Y sólo uno de sus valores, escribir siempre RR para representar la consonante vibrante y dedicar un cuerpo de estudiosos a resolver sobre el terreno la diferencia entre B y V. No muy distinta fue la propuesta de Domingo F. Sarmiento, aunque formulada una veintena de años más tarde, durante su exilio chileno; Sarmiento prefería dejar la C en preferencia a la K y prescindir de la V, la X y la Z.
Las propuestas de Bello y Sarmiento no se plasmaron totalmente, pero el 25 de abril de 1844 aspectos de ellas se adoptaron en una propuesta hecha por la facultad de Filosofía de la Universidad de Chile al gobierno de este país, que finalmente se adoptaría allí, en Colombia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela y Argentina. La influencia de Bello se había visto en la propuesta de la Academia Literaria y Científica de Profesores de Instrucción Primaria de Madrid, que el año anterior había adoptado muchos de sus principios. En 1844, sin embargo, Isabel II puso fin a este proyecto al imponer por decreto real el acatamiento a la Academia, a través del Prontuario de ortografía de la lengua castellana dispuesto por Real Orden para el uso de las escuelas públicas por la Real Academia Española con arreglo al sistema adoptado en la novena edición de su diccionario.
El resultado de la larga divergencia y de la oposición planteada en otros marcos a la RAE ha sido una flexibilización de los criterios de esta; las ediciones del Diccionario y la Ortografía de la década de 1990 han reconocido finalmente que ciertas pronunciaciones varían entre la España y América, han aseverado el estatus predominante del seseo y el yeísmo, y admitido el reconocimiento gráfico de las variaciones en la formación de diptongos.

domingo, 20 de septiembre de 2009

GRAMÁTICA: HISTORIA Y TIPOS

Gramática: Rama de la lingüística que tiene por objeto el estudio de la forma y composición de las palabras, así como de su interrelación dentro de la oración o de los sintagmas.

Historia de la gramática
Quienes iniciaron el estudio de la gramática fueron los griegos, que lo hicieron desde una perspectiva filosófica y describieron la estructura de la lengua. Esta tradición pasó a los romanos, que tradujeron los términos gramaticales, tanto de las partes de la oración como de las categorías gramaticales; muchas denominaciones han llegado a nuestros días (como por ejemplo nominativo, singular, neutro). Pero ni los griegos ni los romanos supieron cómo estaban relacionadas las diversas lenguas. Esta aproximación surgió con la gramática comparativa, que fue el enfoque dominante en la lingüística del siglo XIX.
Al parecer, las primeras investigaciones gramaticales del mundo moderno han ido emparejadas con el afán por descifrar las inscripciones y textos antiguos. De ahí que la gramática estuviera ligada a las sociedades que poseían una extensa tradición de textos escritos. La primera gramática que se conoce es la Panini para el sánscrito, una lengua de la India. En ella se mostraba cómo se formaban las palabras y qué parte de las mismas era la que llevaba el significado. Los trabajos de Panini y de otros estudiosos indios sirvieron para interpretar los libros sagrados de los hindúes, que se escribieron en sánscrito. Otro pueblo que prestó gran atención a su lengua fueron los árabes, que en la edad media introdujeron en Occidente todo el saber de los filósofos griegos, olvidados hasta que ellos llegaron.
Realizaron la traducción de las obras de la antigüedad a su lengua, y en función de su expansión geográfica estuvieron en contacto con otras lenguas desde la cuenca mediterránea hasta Persia en el extremo oriental. Gracias a la convivencia que tuvo lugar en la península Ibérica de las culturas árabe, hebrea y cristiana se desarrolla en Toledo la Escuela de Traductores, donde se copian y traducen importantes obras que así llegaron al conocimiento de Occidente. A lo largo del siglo X, los judíos completaron el inventario léxico del hebreo, conocido como el lexicón, término de origen griego, y asimismo llevaron a cabo lo que hoy se denominaría primer estudio filológico del Antiguo Testamento.
Al gramático griego Dionisio de Tracia se le debe el esfuerzo de elaborar su Arte de la Gramática, primera gramática de su lengua en términos modernos, difundida por los árabes y que ha servido de base a las gramáticas del griego, del latín y de otras lenguas europeas hasta bien entrado el renacimiento. Durante toda la edad media quienes en Europa se dedicaron al estudio conocían, además de sus propias lenguas y el latín, las de los pueblos vecinos con quienes estaban en contacto. Aprovechando esta circunstancia se plantearon de qué forma podía hacerse la comparación entre las lenguas. Con la llegada del renacimiento y su admiración por el mundo clásico se cae en la trampa de pensar que el ideal en los estudios gramaticales consiste en describir cualquier lengua conforme a la estructura que poseían el latín y el griego
Durante los siglos XVI y XVII, lo que se intentó fue determinar qué lengua era la más antigua, dado el conocimiento que de ellas se había adquirido durante la edad media y el renacimiento. Como tuvieron en cuenta su tradición cristiana y por tanto la Biblia, en muchos casos se llegó a la conclusión de que se trataba del hebreo. También se eligieron otras lenguas por circunstancias ajenas a lo lingüístico: ése fue el caso del holandés en el entorno centroeuropeo y muy relacionado con la reforma protestante y la expansión comercial. Durante el siglo XVIII se inician las comparaciones entre las lenguas, que culminan con la afirmación de que existe una única lengua, origen de cuantas se hablaban en Europa, Asia y Egipto —la que se llamará más tarde indoeuropeo—, hecho que afirmó el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz.
En el siglo XIX los estudiosos desarrollaron un análisis sistemático sobre determinados aspectos de las lenguas, realizado con el modelo que supuso el sánscrito. La guía para elaborar las gramáticas de muchas lenguas europeas, la egipcia y algunas asiáticas, fue la gramática de Panini. A estos estudios ya situados en la comparación de las lenguas relacionadas utilizando la obra de Panini como guía se les denomina gramática indoeuropea, que es un método para comparar y relacionar las formas de la oración que poseen muchas lenguas.
No obstante, el enfoque renacentista que consiste en describir las lenguas bajo el modelo grecolatino tardó en desaparecer. No se inició la descripción gramatical de las lenguas dentro de sus propios modelos hasta principios del siglo XX. Bajo esta nueva perspectiva hay que colocar el Manual de las lenguas indígenas americanas (1911), obra del antropólogo Franz Boas y sus colaboradores, así como los trabajos del danés Otto Jespersen, dentro ya de la escuela estructuralista y descriptiva, que publicó Filosofía de la Gramática (1924). La obra de Boas ha sido la base en la que se han inspirado muchas gramáticas descriptivas estadounidenses. La de Jespersen ha sido la precursora de otros enfoques de la teoría lingüística, como por ejemplo la gramática generativa.
Boas desafío la metodología tradicional de la gramática al estudiar otras lenguas no indoeuropeas y que no tenían testimonios escritos, como las lenguas indias de Estados Unidos.
Gracias al esfuerzo innovador del trabajo de Boas, la lingüística descriptiva se convirtió en la gramática dominante en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX.
Jespersen, lo mismo que Boas, pensaba que las lenguas había que estudiarlas a partir de las manifestaciones orales de sus hablantes y no de los documentos escritos, porque como ha demostrado Bühler en su Filosofía del lenguaje, la lengua hablada y la escrita representan distintos niveles del lenguaje. Buscaba Jespersen los elementos comunes a todas las lenguas y los clasificó en su teoría de los tres rangos, para encontrar la estructura en la que se organizan, tanto en su forma presente (el conocido por estudio sincrónico) como en su forma a través de la historia (conocido por estudio diacrónico). El análisis descriptivo, representado en estos dos autores, desarrolla unos métodos precisos y científicos, y además consigue describir las unidades formales mínimas de cualquier lengua. Como aísla esas unidades y encuentra la estructura que las relaciona, se conoce por gramática estructuralista.
Fue concebida en primer lugar por el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, que distinguió entre la estructura general que poseen todas las lenguas, y que él denominó lengua (con el término francés langue), y las realizaciones concretas de esa estructura que hacen todas las personas cuando hablan, a lo que denominó habla, parole en palabras de Saussure.
La lengua es el sistema que sostiene cualquier idioma concreto, esto es, lo que hablan y entienden los miembros de cualquier comunidad lingüística porque participan de la gramática de ese idioma. El habla es la realización concreta de la lengua, pero en sí misma no es lo que describe la gramática. La gramática estructural concibe cada lengua particular, ya sea el chino, el francés, el español, el swahili o el árabe, como un sistema que tiene varios niveles, cada uno con sus elementos propios —fonemas, morfemas, sintagmas y semantemas, esto es, los elementos mínimos de la fonética, la morfología, la sintaxis y la semántica— y que se interrelacionan en esa gran estructura. Así pues describe y estudia las relaciones que existen en todos los niveles del habla en cada lengua concreta.
A mitad del siglo XX, Chomsky, que había recibido una formación estructuralista en la escuela de Bloomfield, buscaba la forma de analizar la sintaxis del inglés dentro de los principios estructurales. Su esfuerzo le condujo a concebir la gramática como la teoría de la estructura y no como la descripción de unas oraciones concretas.
Tipos de gramática
La gramática normativa es el conjunto de reglas que establece el correcto funcionamiento de las estructuras lingüísticas de una determinada lengua, de las diversas partes de la oración según la norma de cada lengua. Dictamina qué palabras son compatibles entre sí y qué oraciones están bien formadas o son gramaticalmente correctas.
La gramática histórica aborda el estudio de los cambios que ha habido en la formación de las palabras y de las oraciones a lo largo de la historia; por ejemplo, cómo era una determinada palabra o una construcción en el español antiguo o en el del siglo de oro (véase Lengua española). Las gramáticas comparadas estudian las semejanzas y diferencias que existen entre las lenguas y establece de qué forma influye una lengua sobre otra y si hay relaciones de parentesco entre las mismas.
La gramática funcional, por su parte, investiga el empleo de las palabras y de los distintos tipos de oraciones según el contexto social.
Desde otra perspectiva, la de la gramática descriptiva, se analiza cómo están organizadas las unidades mínimas con significado que forman las palabras (morfemas) y las que forman las oraciones (sintagmas).
La gramática generativa fundada por el investigador estadounidense Noam Chomsky intenta establecer las reglas que permiten a los hablantes generar todas las oraciones gramaticales de una lengua, para ello estudiaremos los elementos gramaticales:

PRONOMBRES:
Todas las lenguas humanas tienen pronombres, además todas ellas tienen pronombres personales y posesivos que obligatoriamente expresan persona. También es frecuente entre las lenguas del mundo que los pronombres expresen número e incluso género. En las lenguas flexivas generalmente expresan también caso. De hecho es habitual en las lenguas del mundo que en el pronombre se expresen más categoría gramaticales que las que se expresan en el verbo o el nombre.
Las lenguas flexivas: Son aquellas lenguas que se caracterizan por una tendencia a incluir mucha información en sufijos o prefijos mediante la flexión de algunas palabras.
La flexión es la alteración que experimentan las palabras mediante morfemas constituyentes según el significado gramatical o categoría para expresar sus distintas funciones dentro de la oración.

Hay dos tipos fundamentales de pronombres:
Los pronombres deícticos se refieren a elementos del contexto: señalan a las personas que intervienen en la comunicación. No sustituyen a ningún sustantivo e incluso pueden omitirse. ''ese´´, ''allí´´ y ''ahora´´ son deíctico.

Los pronombres anafóricos son los que sustituyen a un sustantivo que ya ha aparecido en el discurso y que recibe el nombre de antecedente.


Los pronombres del español pueden ser clasificados en:
• personales
o tónicos (de casos nominativo-vocativo y preposicional)
o átonos (de casos acusativo y dativo)
 reflexivos y recíprocos
o posesivos
• demostrativos
• relativos
• interrogativos o exclamativos (enfáticos)
• indefinidos
• numerales

Los pronombres personales tónicos son los que tienen acento fónico y, por tanto, pueden aparecer aislados o precedidos de preposición, sin necesidad de un verbo: ¡Eh, vosotros! Venid conmigo.
Los pronombres personales átonos son los que no tienen acento fónico, por lo que no pueden aparecer aislados y necesitan la presencia de una forma verbal de la que dependen: No quiero enfadarme, pero no me gusta lo que me has dicho.
nominativo: es un caso que se aplica a sintagmas nominales en función de sujeto. el nominativo como la forma normal de la palabra.
El caso vocativo es un caso que se emplea para identificar el nombre al que se dirige el hablante. «No te entiendo, Juan», Juan es un vocativo que indica el receptor del mensaje, o persona a quien el hablante se dirige.
preposicional es un caso gramatical que va marcado mediante preposición.

En español, algunos pronombres personales tónicos tienen formas propias para el caso preposicional (mí, ti, sí, conmigo, contigo, consigo), mientras que otros coinciden con el nominativo-vocativo (vos, él, ella, ello, usted, nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, ustedes).

El acusativo se suele ver la expresión de una relación inmediata entre el verbo y el objeto al que se refiere la acción verbal, siendo, por tanto, el caso por excelencia del complemento directo.
El caso dativo (también llamado tercer caso) se aplica a sustantivos y pronombres. Este caso marca normalmente el complemento indirecto, por lo que sirve para expresar la persona o cosa que recibe el daño o provecho de la acción verbal.

Pronombres son las palabras que señalan o representan a personas u objetos, o remiten a hechos ya conocidos por el hablante y el oyente. Podríamos decir que son palabras que sustituyen a los nombres.